Autor: Salomé Ponce
20/08/2020

¡Escrito desde el fondo de mi corazón!

Me decidí por Homeschool porque anhelaba que mi hija mayor tenga un cuidado integral en el cual su corazón estuviera resguardado, ella fuese nutrida, su formación académica trascendiera y crezca con fuertes valores.

Si bien es cierto, desde que Raquelita llegó al mundo anhelé el homeschool como estilo de vida. Lo hice por un año pero por la ambigüedad legal en nuestro país decidimos junto a mi esposo escolarizarla. ¡No fue lo que esperamos!

Me tomó tres años tomar la decisión ya que aparte del tema legal tenía mucho temor, pensé… no lo haré bien, voy a fracasar, no va a aprender ¡sí entiendo tu temor! estuve allí también.

Mientras esperaba la toma de mi decisión, escolaricé a mi bella princesa… pasó por tres centros educativos.

En el primero, las profesoras agredían verbal y físicamente a los niños. Con mi esposo nos dimos cuenta a tiempo, ya que al ser muy pequeña nuestra hija no podía verbalizar lo que le sucedía. Un día llegó a casa tomó una tijera y cortó su uniforme; fue la señal de alerta que algo sucedía en el centro educativo. Pese a que preguntamos a las autoridades y profesores lo ocultaron. Así que decidimos retirar a Raquelita y tenerla en casa. Meses después salió todo a la luz del centro educativo, ¡qu pesar!

En el segundo centro educativo, nos gustó mucho la infraestructura. Raquelita tuvo un tiempo lindo ahí. Le agradó mucho sus profesores y compañeros. El único inconveniente que tuvo nuestra pequeña, fue que sus compañeritos solían agredirse entre ellos. Como mamá tigresa (las estrías nos dan esa etiqueta jeje) me acerqué a conversar con las autoridades hubo un poco de mejoría. Finalmente, concluyó su año escolar.

Dentro mío había este fuerte sentir de educarla en casa- homeschool, pero mis miedos pesaban más y no me atrevía a hacerlo.

En el último lugar que ella estudió de manera tradicional, tristemente recibió mucho bullying-agresión por parte de sus compañeros. La mamá tigresa salió a defender a su cría, hablé con todas las autoridades competentes de este lugar, para mi sorpresa la respuesta que recibí fue: «son muchos alumnos debe comprendernos»  Y ¡obvio que los comprendo, también fui docente!
Pero ahora estaba en los zapatos de mamá y cuando se involucran con tu hija o tus hijos haces todo lo que esté a tu alcance para que ellos cuenten con el respeto, la seguridad y cariño que tú provees en el hogar.

Además pasé más de 12 años formando a las generaciones, fuí y sigo siendo maestra y entiendo en carne propia lo que vivimos los docentes en las aulas en el día a día. ¡Es un desafío precioso, pero no es imposible!

Tristemente, quedé con un sabor amargo de la educación tradicional y de cómo en las aulas nuestros más preciados tesoros no son protegidos del todo, no generalizo, hay muchos profesores y profesoras que en verdad aman su carrera en la docencia y aman a sus estudiantes como a hijos propios. ¡Animo a los profesores que me leen para que sigan haciéndolo con la misma pasión!

Así que después de estas experiencias amargas y como diría: saltamos al ruedo, tomamos la decisión de homeschool como un estilo de vida.

¡Cuán hermoso camino el de homeschool! Trazando ahora ya con nuestras dos princesas, una experiencia única, enriquecedora, llena de alegrías, emocionante y sí hay días grises, pero los de colores suman más.  Como mamá me causa la misma emoción como cuando las vi gatear, dar sus primeros pasos y hablar; el ver como ellas aprenden a leer, escribir, a aprender juntos en familia.

Te animo a que te sumes a este bello caminar del homeschool, mientras más días paso con mis chiquitas, más me enamoró de ellas.

¡Estamos con ustedes, no están solos!

Autor: williamjbravo